La edición fasímil del manuscrito que hoy presenta nuestra casa editorial es uno de los más notables libros de oraciones de la Biblioteca Apostólica Vaticana, donde lleva la sigla Vaticano latino 3770. De sí es un libro único. Primero por su tamaño. No hay otro libro de oraciones, o si se quiere, Libro de Horas, del mismo volumen: 231 folios (osea, el doble en páginas) con los dos folios de guarda al principio y al fin. Pero sobre todo por su contenido. Porque además de proponer la entera colección del libro bíblico de los Salmos contiene además las cuatro lecturas evangélicas clásicas (Juan, Mateo, Lucas, Marcos, en ese orden) el Oficio canónico de la Virgen, la Misa de la Virgen y una serie única de oraciones dirigidas siempre a la Virgen, hasta ahora, que sepamos, nunca reunidas en un solo manuscrito para uso de los fieles. Más dos series de letanías completas de santos, para cerrar la serie con los siete salmos penitenciales con las oraciones consiguientes. Por algunos aspectos de su contenido se aproxima a los usuales Libros de Horas, pero es, en realidad, por su verdadero contenido, enteramente único. Pero sin duda lo que distingue este facsímil y le confiere su valor especial y exclusivo es la serie de miniaturas de alto nivel artístico que lo decoran, sea en el mismo Salterio, sea en el Oficio de la Virgen, sea distribuidas en el libro como introducción a otros textos. La mayoría de estas miniaturas, pero en primer lugar las ocho que decoran el Libro de los Salmos, con la historia de David, no tienen aparentemente paralelo en ningún otro libro del mismo tipo. Nos honramos en presentar este pequeño tesoro a nuestros habituales lectores. A la edición facsímil lo acompaña, para más completa explicación y elucidación de sus varias partes y de sus ilustraciones un comentario del Cardenal Jorge Mejía, Bibliotecario y Archivista emérito de la Santa Sede. Descripción del Manuscrito El Vat. lat. 3770 se distingue a primera vista por dos cosas: su notable extensión: 232 folios (464 páginas) y las preciosas miniaturas de página entera que lo decoran. Acerca del contenido preciso, también peculiar y ciertamente ajeno al típico Libro de Horas. Los folios de nuestro manuscrito tienen 20×14,3 cm. y la parte escrita (y/o decorada) 12 por 12; es decir, prácticamente un cuadrado. El texto escrito suele ocupar 21 líneas, preparadas en cada caso por tinta roja. Como es característico de este tipo de manuscritos, los folios suelen tener, en torno a la parte escrita (o ilustrada) una (la mayoría), dos o tres y en algún caso cuatro, bandas marginales casi siempre en fondo oro, ilustradas por flores , algún fruto y a veces también pequeños animales, insectos (la preferencia va a las mariposas) y algún pájaro pequeño. En un manuscrito como el presente, esto sin duda favorece la lectura, al hacer casi de cada folio una pequeña obra de arte. La escritura, es tan idéntica a sí misma, que presupone, si no un solo escriba, que parecería imposible, dada la extensión, por lo menos un grupo o una escuela de escribas, estrictamente coherentes con ellos mismos. Las iniciales abundan, de hermoso diseño, idénticas del principio al fin del manuscrito. Llama por fin la atención, la profusión de miniaturas de página entera, sobre todo en el Salterio, ocho en total, una de las cualidades notables del manuscrito estudiado Las Miniaturas Hay tres series de miniaturas, dos de página entera y otra serie que toma toda la extensión del folio, limitada esta última a los encabezamientos de los meses del año en el Calendario. Las actividades de cada mes están dibujadas e iluminadas con cuidado y más de una es especialmente artística. Por ejemplo, la descripción del paseo en bote en el mes de mayo con un amplio paisaje detrás. O bien la hermosa escena de la vida doméstica en una casa de clase media típicamente holandesa para el mes de diciembre. Una serie también notable, y entre las mejores del libro, son las de los cuatro evangelistas, cuidadosamente enmarcadas al principio de los cuatro pasajes respectivos, por espacio de unas once líneas. Cada una de ellas, se puede decir, es una pequeña obra de arte, ya en la tradición de los grandes artistas flamencos u holandeses de la segunda mitad del siglo quince. Cada una de estas miniaturas es en sí una pequeña obra de arte y sin duda la clave para identificar, en lo medida de lo posible, al principal artista autor de la decoración del libro. Todo lo cual creo significa que, el taller a quien se confía la copia e ilustración del manuscrito, como a menudo sucede, no ha hallado o no disponía de un solo artista, sino en todo caso para la continua decoración floral, en sí admirable, sino que ha recurrido a varios artistas de distinta calidad y nivel. El Facsímil Se presenta encuadernado en piel. La encuadernación es de color marrón y está estampa en seco en ambos planos de la cubierta y en el lomo, con los mismos motivos que presenta el original. Al igual que el volumen original, y siendo fieles al mismo como es costumbre, el volumen facsimilar presenta los cantos dorados. El volumen de estudio o volumen complementario está encuadernado en seda italiana, ricamente ilustrado en la portada y con guardas profusamente decoradas. Con motivo de la publicación de esta obra, hemos tenido el inestimable placer de contar con la colaboración para la realización de su estudio del Archivista y Bibliotecario Emérito de la Santa Iglesia Romana desde el año 2003, el Cardenal Jorge Mejía (doctorado en Sagrada Teología por la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino y licenciado en Ciencias Bíblicas por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma), quien ha tenido la deferencia de realizar los comentarios e investigaciones necesarias para confeccionar el volumen complementario de esta magnífica obra de finales de la Edad Media.